lunes, 17 de mayo de 2010

Preocupación

Ioru cogió el abrigo y se lo puso ya que se había quedado sin camiseta. Regresó de la batalla tapándose el rostro con la capucha y mandándome a dormir con un tono áspero.
Entramos ambos en la habitación sin embargo yo no podía dormirme, no después de haberle visto con esa actitud. Estaba ya tumbada sobre la cómoda cama cuando comenzó a dar vueltas por la habitación. Ninguno conciliábamos el sueño. Me da rabia reconocerlo pero estaba preocupada. Me incorporé y apoyé la espalda sobre el cabecero.

-¿Qué te ocurre Ioru? Y no me digas nada porque no cuela.
-No es nada, duérmete.
-¿Qué te acabo de decir? Además, como pretendes que me duerma mientras das vueltas por la habitación. Tus pasos hacen que la cama retumbe.
-Lo siento, ahora salgo.
-No... no quería decir eso, solo quiero que duermas tu también o que me cuentes que te pasa. Tras la batalla has estado muy raro.

Continuaba sin responderme y mi paciencia se iba agotando. Estaba a punto de saltar pero se acercó a la cama y se sentó a mi lado en silencio. Aún tenía el abrigo extraño puesto, debía resultarle muy incómodo vestirlo pero no se desprendía de él. Una lástima para mí ya que sería una alegría para la vista volver a ver ese torso, esos brazos... y tan de cerca. Pero por mucho que lo deseara no se lo quitó. Comenzó a sentirse incómodo ante mi mirada que le desnudaba.

-Duérmete, mañana nos marcharemos temprano- dijo al fin- Y no te preocupes, está todo bien.

Resignada volví a tumbarme y a coger la postura. No tardé mucho en caer en un profundo sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario