miércoles, 28 de abril de 2010

¿Una aventura interesante?

Al salir del portal no me encontraba demasiado. Ioru, o como yo le llamaba, Erosenin, aún no me había explicado cual era la condición pero eso era lo menos importante, al fin y al cabo me había sacado de aquel lugar oscuro.
Nos encontrábamos en una ciudad aparentemente normal, la gente caminaba y hablaba sin ningún tipo de preocupación por los sincorazón. Aún no me fiaba mucho de la palabra del hombre que venía conmigo, para mi los sincorazón seguían siendo una monada, pero no tenía alternativa, o le seguía el juego o me quedaba perdida y sola.
Ioru me tocó un hombro, pero rápidamente me alejé.

-Las manitas quietas o te pego otro sartenazo- dije amenazante.
-Déjate de estupideces Reika, solo quería avisarte de que debemos ir allí- dijo señalando una tienda llamada "Tienda de Accesorios.

Dejé que Ioru fuera delante cual jefe de una banda. Abrió la puerta de un golpe e ignorando al dependiente se apoyó en un saliente de la pared, en plan matón. Me coloqué frente a él agarrando disimuladamente la sartén, no es que pensara que me iba a hacer algo, y mucho menos delante del tendero, sin embargo más vale prevenir que curar.

-Bien, he aquí mi propuesta. Te ayudo a salir de aquí si me hechas un asunto que tengo entre manos.
-¿Qué tipo de asunto?- pregunté bastante interesada.
- Una venganza. El problema es que no puedo realizarla solo, he de buscar por distintos mundos y se me haría muy cuesta arriba.
-¿Has dicho buscar y varios mundos? Yo soy tu chica- me di un golpe en el pecho- dime cuando partimos Erosenin, digo... Iori.

Me daban ganas de gritar, una aventura de verdad, y además por distintos mundos, eso sí que era un lujo para mí. Al final no iba a ser tan mal tío. Con la emoción dejé caer la sartén al suelo la cual produjo un terrible sonido al impactar contra el suelo. Miré a Iori con inocencia y avergonzada, como si no hubiera roto un plato en mi vida, sin embargo él me miraba hostil. No sabía como salir de este problema por lo que intenté el mismo método que con mis amigos. Torcí la cabeza suavemente y dije con dulzura.

-Nya?

No sabía que respuesta podría obtener de él pero era lo único que me podía salvar el cuello.

Nueva Alianza

Miré a la chica una última vez. No podía tocarme otra. No... Debia tocarme la que parecía la mas loca. Suspiré mientras me alejaba a mi piedra, sentándome y mirando de nuevo el mar oscuro. La chica, enojada, se colocó delante de mí y empezó a zarandearme con fuerza.
-¿¡Qué haces, pervertido!?- Dijo con energia.
-Hacer lo que llevo haciendo estos años. Así que largate- Dije sin hacerla caso.
La chica inflo los morros y se fue. No pasó ni un minuto cuando volvio llorando.
-¡Pero si no hay salida!- Lloriqueó.
-¿Y qué quieres? Esto es la oscuridad. Es eterna. No hay salida para ti.
La chica empezó a mirar a todos los lados asustada.
-¿¡Entonces tendré que estar con un pervertido como tú el resto de mi vida!?
Ignoré su comentario mientras seguía con mi cometido en estos años.
Se produjo el silencio que existía antes de su llegada.
-¿Sin-corazones? Pues me parecen muy adorables- Dijo la chica pensativa.
-Son seres de oscuridad. Antes eran humanos... pero fueron consumidos por la oscuridad... No hay luz en ellos.
Nunca había visto ninguno fuera, en los mundos. Solo me los encontré en estas tinieblas. Pero esto hizo que mis recuerdos me amargaran el "día" más de lo normal.
-¿Cuánto tiempo... llevo aquí?- Pregunté entrecortado.
Miré a la chica que me miraba con furia. No me daba miedo. Pero... lo que percibía dentro de ella era... ¿Luz?
-¿Como te llamas?
-¿Yo? Reika. Pero no creas que podras hacerme cosas su...
-Ioru.
La chica se quedó un rato callado al cortarla. Despues se empezó a reir. ¿Que le veía de gracioso?
-Ok. Te llamaré Erosenin- Dijo sin parar de reirse.
¿Qué insolencia era esa? Me puse de pie encima de la roca mientras invocaba mi llave espada. La chica parecía un poco asustada, seguramente estar desarmada delante de un desconocido que portaba tal arma. Pero antes de que pudiera hablar con ella...
¡PAM!
Un golpe con la sartén en la espinilla me hizo caer el suelo de dolor ¿Como era posible que una simple niña pudiera dañarme? ¿Acaso tanto tiempo sin luchar había hecho que me hubiera vuelto un debilucho?
Me levanté con cuidado mientras la miraba. Pasaba de regañarla: me intentaría atacar.
-Lo pensé mejor. Te ayudaré a salir... pero con una condición.
-¿Una... condición?- Dijo la chica sonrojándose.
Un portal oscuro se abrió a nuestro lado.
-Entra... ya lo hablaremos.
La empujé dentro: no quería perder más tiempo. Entré después de ella... y la puerta se cerró.
El silencio solo fue roto por el sonido de las olas.

martes, 27 de abril de 2010

¿Llave-Espada?

Tenía toda la ropa empapada al caer en aquel sitio. El hombre pederasta que me había rescatado ahora empuñaba un arma un tanto extraña, pero que aun así me resultaba familiar. A mi espalda, unos pequeños seres de color negro se movían de forma irregular, e incluso conseguían fundirse con el suelo. Se acercaban a nosotros con pequeños pasos danzarines, eran como unos muñecos adorables.

- Yo...-dije- ¡Quiero uno!¡Que monos!- grité abalanzándome sobre ellos con rapidez.

Antes de que pudiera abrazar a uno, el pervertido se interpuso y le dio una estocada con el arma. Los pequeños seres adorables ahora nos rodeaban, dando pequeños saltitos. Con tres ágiles movimientos hizo desaparecer a todos. ¿Por qué habría hecho eso? Sabía que le tenía que haber dado más fuerte con la sartén. Le eché una mirada llena de hostilidad al ver como su arma había desaparecido.

-¿Se te ha ido la cabeza o que te ocurre viejo verde?- grité efusiva- Que sangre más fría has de tener para poder matar a esos pobres seres.
-¿Pobres seres? ¿Sabes acaso lo que son? Se llaman sincorazón, y al contrario de lo que puedas pensar no son nada adorables. Además, no sé si te has dado cuenta pero... iban a matarte.
- Pues no les tengo miedo y me siguen pareciendo adorables, el único que da miedo aquí eres tú con tu actitud y ese arma tan rara.

Me retiró la mirada ¿estaría ocultando algo? No me extrañaría nada porque era un tipo un tanto raro, y estaba en un lugar desconocido.

-Ese arma rara se llama llave-espada, ignorante-respondió al fin.

Capítulo 2: Años de oscuridad

El sonido de las olas sonaba todo el rato de la misma forma.
¿Cuánto tiempo habia pasado desde la ultima vez que fui libre?
Seguí sentado sobre la roca, mirando la falsa luna y el lago oscuro.
Pero, después de años de soledad, el sonido de las olas fue interrumpido por el de un cuerpo cayendo. Pense que era producto de mi imaginación, pero el puchero que escuché me hizo alarmarme. ¿Había alguien mas?
Me acerqué con sigilo a la procedencia del ruido. Creí que sería alguna de esas criaturas oscuras... Pero no era más que una niña...
Espera...
¿¡COMO HABÍA LLEGADO HASTA AQUÍ!?
-¡Me hice daño! ¡Mami!- Empezó a lloriquear la chica.
Me arrodillé para ver como estaba. Parecía ilesa. Igualmente, la ofreci mi mano para que se levantara. Ella me miro un momento a los ojos. Pasaron los segundos hasta que...
¡PAM!
-¡PEDERASTA!- Decia mientras sujetaba con fuerza la sarten... que no se de donde la saco.
Me levante mareado por el golpe.
-¿¡Qué haces, loca!?- Dije enojado.
-¡Se que me quieres violar por que soy mona!- Dijo mientras intentaba darme otra vez.
Por suerte, pare el golpe agarrandola de la muñeca. Definitivamente: preferia otra vez la eterna soledad a estar con esa loca. Ésta intentó hacer un puchero, pero percibí como detras de ella, unas manchas negras tomaban forma. Aparté a la chica mientras invocaba mi arma.
Tal como recordaba, su forma no habia cambiado desde la ultima vez que la usé.
La llave-espada.
La chica miró a los sincorazones. La batalla acababa de comenzar.
-Yo...- Dijo la joven...

Capítulo 1: Resplandor

Un día más, me encontraba brincando por los alrededores de mi casa, buscando algo oculto que se me pudiera haber pasado durante los 18 años que llevo viendo aquí, es decir, toda mi vida. Era tal mi atolondrada mi cabeza, que se desvió tanto de lo correcto, que acabé alejándome demasiado. Nunca había estado en este lugar.
Los pájaros revoloteaban a mi alrededor, las plantas parecían en su máximo esplendor y el sol brillaba con fuerza. Con cuidado, fui avanzando cual felino, girando mi cabeza hacía todas las direcciones y sorprendiéndome del paisaje que me rodeaba.
A pocos metros de un grupo de enormes árboles, había unas escaleras de piedra que me atraían, el sentimiento de que algo nuevo podría descubrir si las bajaba era demasiado grande y poderoso como para ignorarlo.
Las escaleras conducían a una cueva; ésto se ponía cada vez más interesante.
La cueva, como era lógico, estaba completamente oscura, no era capaz de ver ni la punta de mis zapatillas, pero a pesar de ello continué. Fui guiándome agarrándome a la pared y pegándome a ella. Estaba nerviosa, emocionada por lo que pudiera encontrar, era tal la satisfacción que notaba que no podía reprimir una risa estúpida de vez en cuando. Anduve durante varios minutos y la cueva parecía que no acababa, pero ahora no podía echarme atrás. Continué avanzando hasta que vi un resplandor a lo lejos.

-¡Al fin veo algo!- dije aliviada.

Mi ritmo aumentó considerablemente al ver esa luz. Cuando estaba a casos metros descubrí que era una puerta tallada en madera, no tenía nada en especial a parte que, detrás ella se hallaba un fulgor de gran potencia. Era demasiado tentador como para no abrir la puerta. Coloqué la mano sobre el pomo y, tras respirar hondo un par de veces, lo giré y abrí la puerta, pero no había nada, solo aquella luz que no sabía de donde provenía.
Impresionada, y algo frustrada por no encontrar nada más, decidí avanzar un poco más hacia el resplandor. Al dar dos pasos, la puerta se cerró a mis espaldas y comencé a caer.