martes, 27 de abril de 2010

Capítulo 1: Resplandor

Un día más, me encontraba brincando por los alrededores de mi casa, buscando algo oculto que se me pudiera haber pasado durante los 18 años que llevo viendo aquí, es decir, toda mi vida. Era tal mi atolondrada mi cabeza, que se desvió tanto de lo correcto, que acabé alejándome demasiado. Nunca había estado en este lugar.
Los pájaros revoloteaban a mi alrededor, las plantas parecían en su máximo esplendor y el sol brillaba con fuerza. Con cuidado, fui avanzando cual felino, girando mi cabeza hacía todas las direcciones y sorprendiéndome del paisaje que me rodeaba.
A pocos metros de un grupo de enormes árboles, había unas escaleras de piedra que me atraían, el sentimiento de que algo nuevo podría descubrir si las bajaba era demasiado grande y poderoso como para ignorarlo.
Las escaleras conducían a una cueva; ésto se ponía cada vez más interesante.
La cueva, como era lógico, estaba completamente oscura, no era capaz de ver ni la punta de mis zapatillas, pero a pesar de ello continué. Fui guiándome agarrándome a la pared y pegándome a ella. Estaba nerviosa, emocionada por lo que pudiera encontrar, era tal la satisfacción que notaba que no podía reprimir una risa estúpida de vez en cuando. Anduve durante varios minutos y la cueva parecía que no acababa, pero ahora no podía echarme atrás. Continué avanzando hasta que vi un resplandor a lo lejos.

-¡Al fin veo algo!- dije aliviada.

Mi ritmo aumentó considerablemente al ver esa luz. Cuando estaba a casos metros descubrí que era una puerta tallada en madera, no tenía nada en especial a parte que, detrás ella se hallaba un fulgor de gran potencia. Era demasiado tentador como para no abrir la puerta. Coloqué la mano sobre el pomo y, tras respirar hondo un par de veces, lo giré y abrí la puerta, pero no había nada, solo aquella luz que no sabía de donde provenía.
Impresionada, y algo frustrada por no encontrar nada más, decidí avanzar un poco más hacia el resplandor. Al dar dos pasos, la puerta se cerró a mis espaldas y comencé a caer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario