lunes, 26 de julio de 2010

No te creas tan fuerte, Ioru

Con aire de superioridad, guardé la sartén y crucé los brazos. Con una amplia sonrisa le miré, desvalido en el suelo y frotándose la zona del golpe.
Ioru me agarró de una muñeca y me la retorció con fuerza. Mis huesos crujían al mismo tiempo que su escabrosa risa.

-Te he dicho que eso no valía- me dijo con un tono bastante áspero- Si quieres demostrarme lo que sabes, sin sartenes de por medio, por supuesto, tendremos un combate. ¿Aceptas la propuesta?

Me quedé pensando durante un instante que podía responderle. Parecía fuerte, pero las ganas de pegarle una patada en el culo aún aguardaban en mí interior.

-Está bien ¿Cuándo? ¿Ahora? Estoy lista para cuando tú digas, pero no te creas que te va a resultar tan fácil.

Ioru apretó sus nudillos y sonaron como una noche de tormenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario